No existe un solo alicantino que no conozca la Santa Faz, el barrio que gira en torno al monasterio donde se guarda la reliquia del mismo nombre y que atrae cada año a miles de personas para la tradicional romería del mismo nombre. Esta fiesta se celebra según el año, siempre el jueves después de la festividad de San Vicente
Sin embargo, para unas 1.000 personas, la Santa Faz no es solo un lugar de peregrinación y celebración, sino también su barrio, donde la vida cotidiana no tiene nada que ver con las prisas del segundo jueves después del Jueves Santo, a pesar de que el pueblo tiene más de 250.000 habitantes.
¿Cómo llegar a la Santa Faz?
Para llegar a esta zona en transporte público hay que tomar el autobús número 23, que viene del hospital, y da varias vueltas.
Este es un buen sitio para vivir y visitar, ya que esta a solo 15 minutos a pie de Sant Joan. Hay colegios, institutos, un centro de salud cerca y los domingos hay incluso un mercadillo, todo en este pequeño lugar muy cerca de la gran ciudad.
Los residentes destacan los carriles bici de la zona, aunque es muy estrecho, pero si no te apetece una bici puedes disfrutar del paseo por el río que es precioso y pasa por muchas torres de la huerta. En la región hay varias Torres de la Huerta de Alicante, que forman parte del patrimonio cultural.
No dejes de visitar la Plaza Luis Foglietti
La plaza más famosa y emblemática del pueblo es la Plaza Luis Foglietti, donde se encuentra la fachada principal del monasterio. El reciente rediseño de la plaza y la renovación de las coloridas fachadas de las casas dan al barrio un aspecto cuidado y agradable. En el centro, una fuente tradicional comparte la plaza con una moderna fuente de mármol negro que impresiona a los visitantes.
Aunque hay muchas casas vacías en el pueblo, algunas de ellas han sido renovadas y ocupadas en los últimos años, lo que, junto con los nuevos asentamientos, ha provocado un cierto rejuvenecimiento del pueblo. Santa Faz está dividida en dos partes por lo que dependen administrativamente de Alicante o de Sant Joan.
Sin embargo, el motor más importante de la región es, sin duda, la reliquia de la Santa Faz, el paño en el que, según la Iglesia católica, se representa la imagen del rostro de Cristo, que se venera en el monasterio y del que surgieron el pueblo y la aldea.
¿Qué cuenta la leyenda de Santa Faz?
La leyenda de Santa Faz se basa en el milagro de las lágrimas. Cuenta la historia que durante un viaje a Roma en el siglo XV, el cura de Sant Joan, Mosén Pedro Mena, recibió parte del tejido sagrado, concretamente uno de los pliegues con los que la Verónica enjugó el rostro de Cristo camino del Gólgota.
Al parecer, el sacerdote no creía del todo en el origen milagroso de la reliquia y la guardaba en el fondo de un ataúd, pero cada vez que abría el féretro volvía a encontrar el paño en la parte superior, lo que le daba aún más fe en su carácter milagroso y la sacó el 17 de marzo de 1489 para pedir que lloviera debido a la prolongada sequía.
Según la leyenda, cuando el portador del paño llegó al precipicio de Lloixa, lo sintió muy pesado y vio una lágrima que brotaba de la imagen, el primero de los tres milagros que se atribuyen a la reliquia a lo largo de dos semanas.
Los otros dos milagros fueron el de las tres faces, cuando el franciscano Benito de Valencia flotó con la reliquia en sus manos, y el de la cruz, cuando una semana después apareció en el cielo una cruz celeste en medio de un arco iris, según la asociación cultural Alicante Vivo.
Origen del monasterio de Santa Faz
Construido entre 1489 y 1490, el monasterio se edificó en el emplazamiento de un alero. Era una iglesia de una sola planta con arcos abovedados, mampostería de arenisca y contrafuertes.
Entre 1721 y 1738, se reconstruyó la fachada del templo, pero tuvo que ser demolida poco después porque estaba amenazada de destrucción. José Terol hijo, como maestro de obras y probablemente Fray Francisco Cabezas, como arquitecto, fueron los encargados de construir el nuevo santuario, que constaba de un crucero latino de cuatro tramos con sus correspondientes cables laterales formando la base, un crucero de tambor octogonal y semianular y un coro cuadrado.
Entre 1751 y 1756 se reconstruyó el edificio, lo que llevó hasta 1785, y en 1826 se levantó el altar mayor. El actual edificio del siglo XVIII tiene dos fachadas ligeramente diferentes, cubiertas de pizarra pulida.
La fachada de la iglesia está coronada por un pequeño coro convexo con tres ojos de buey. El balcón y los ojos de buey son similares a los del ayuntamiento. La fachada del monasterio refleja la riqueza ornamental de la iglesia, pero a menor escala y en solo dos partes.
La iglesia consta de una nave y cuatro capillas entre contrafuertes, un crucero con cúpula y un ábside recto. Al ser una iglesia de peregrinación, hay una capilla octogonal detrás del altar mayor donde se guarda el relicario. Por último, en el jardín del monasterio, una torre de defensa de 1582 está integrada en el conjunto y es la única parte original que se ha conservado.
Lo que puedes encontrar en el monasterio durante la visita
Los visitantes y residentes se encuentran a menudo con los internos y voluntarios de San Rafael, el Centro de discapacidad intelectual que en su vida cotidiana, se han convertido en partícipes y animadores de la vida del pueblo a través de sus actividades y fiestas.
Las asociaciones de vecinos, cuyas oficinas se encuentra en piso de uno de los asentamientos recién construidos, también contribuye a la actividad del barrio. Organiza talleres de manualidades para niños, además con la orientación de los guías podrás conocer más en profundidad del trabajo comunitario que desarrollan.